Domingo, 2 de Noviembre del 2014
Este fue el primero de los 50 próximos domingos de carrera matutina. A mi edad pensaba que los nervios no me iban a acompañar, pero la verdad es que sorprendentemente si lo estaba, !y mucho!. Hay estaba yo esperando, como todos los atletas populares que nos preciemos, con los nervios a flor de piel. Incluso los federados tienen ese gusanillo más allá de la calidad que atesoran.El día se presentaba ideal para correr en lo metereológicamente hablando. Es decir, ni frío ni calor. No llovía y era el despedir al largo verano que hemos tenido.
Con los chicos de la escuela de atletismo VelSalamanca-Run&Go |
Que bien se ve la carrera desde aquí atrás, no estás en el mogollón de los atletas, y a la vez estas como espectador de primera línea. Cómo el reserva del campo de fútbol cuando calienta por la banda.
La verdad tenia un poco... digamos vergüenza, por que sabes que al último lo mira todo el mundo. Pero luego pensé: "pero si eso es lo que quiero, ¡que se fingen en el cartelito!". Y es que hice un cartel un poco cutre (por falta de tiempo) para dar a conocer mi reto, pero que en la próxima carrera ya he solventado con mi "Dorsal Solidario".
Cuando sonó el pistoletazo de salida, 5 minutos más tarde de lo normal, la inercia me hizo correr no muy rápido, pero la verdad me aceleré bastante. Aunque lo cierto es que aquí detrás no se va tan mal. Ves a los primeros cuando no había hecho ni dos kilómetros. Es lo bueno que tiene estar aquí.
Pero bueno, me centré en mi carrera como si estuviera en mis mejores marcas. Regulando el ritmo para no adelantar y sintiendo el ambiente, que siempre es lo que más me gusta cuando uno va corriendo. Sentí mucho saludo por aquí y por allá: "José Mari, venga campeón…", "Venga que tu puedes..."
Los niños de la escuela de atletismo se rieron mucho cuando me vieron tan atrás. Luego, ya en meta, se lo expliqué.
Lo cierto es que iba desacelerando bastante, porque de vez en cuando llevaba un ritmo no adecuado para lo que me propongo en cada carrera, llegar el último.
En plena carrera de los mil pasos |
Aceleré la marcha y me hizo gracia por que el señor que iba cerrando la carrera con la bici me pregunto que si iba muy sobrado, que por qué no corría más. Y entonces le comenté el reto solidario.
Antes de llegar a Puerta Zamora, cogí a otro corredor, mejor dicho corredora, que como es normal fui dándole ánimos e invitándola a que no se retirase. Corrimos, andamos, hablamos... nos dio tiempo a todo. Y tras sufrir como cualquier corredor de los de delante, llegué a meta cumpliendo con el reto, en último posición y ayudando a los que más les cuesta llegar.
Todos corremos por algo o por alguien . Aquí detrás, te das cuenta que una carrera es como la vida misma. A mi me ha servido esta experiencia para reflexionar, para ayudar y para ayudarme a mi mismo. Realmente me ha costado llegar el último, y es que aquí queda demostrado que todos nos esforzamos a nuestro nivel. Aquí no hay dinero por medio, todos somos unos locos maravillosos, que durante un rato, aparcamos nuestros problemas para sentirnos libres.
Así que sin más, me despido hasta el próximo reto o carrera, en la que espero que mi esfuerzo sirva para ayudar a los que van a cola y para a dar a conocer mi razón solidaria que no quiero yo que se olvide: "Recaudar fondos para la Asociación de Enfermos de Parkinson de Salamanca"